El origen de los “check-ins” en hoteles eran rituales de confianza

El origen de los “check-ins” en hoteles eran rituales de confianza

Hoy llenar una planilla de check-in en un hotel parece un trámite normal, pero en sus orígenes era más parecido a un pacto simbólico. En las antiguas posadas europeas del siglo XVII, los huéspedes solían escribir su nombre en un gran libro al llegar, no solo para registrar su presencia, sino como forma de asumir responsabilidad en caso de robo, disturbios o muerte.

Era casi un juramento de que el viajero era “honorable”. Estos libros eran revisados por las autoridades locales e incluso servían para detectar forasteros sospechosos. De ahí nacen también los libros de visitas, donde se dejaban comentarios o mensajes de gratitud.

Con el tiempo, ese ritual se convirtió en el check-in moderno: más burocrático, menos simbólico, pero con la misma esencia de dejar constancia de tu paso por un lugar.

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